¿CA, kW, SOH? Bienvenido al diccionario de la movilidad eléctrica
Con la movilidad eléctrica han aparecido ante nuestros ojos con mucha más frecuencia una serie de siglas y unidades de medida a las que rara vez damos importancia. Basta con ver una estación de recarga o una prueba en una publicación especializada para preguntarnos: «Pero, ¿qué significa eso?». Suba a bordo en este viaje al diccionario de la movilidad eléctrica.
Empecemos por la CA y la CC, que corresponden a dos tipos de corriente eléctrica: la corriente alterna (CA) y la corriente continua (CC). Si le suenan los nombres de Thomas Edison (1847-1931) y Nikola Tesla (1856-1943), dos de los inventores más destacados que ha conocido la humanidad, debe saber que fueron los responsables de protagonizar la famosa «Guerra de las Corrientes». Edison defendía la corriente continua, que fluye en una sola dirección, como un río tranquilo que sigue su curso; Tesla, en cambio, era partidario de la corriente alterna, que cambia de dirección muchas veces por segundo, como una marea de energía que va y viene.
La corriente alterna acabó siendo la ganadora para la mayoría de las aplicaciones que conocemos, en gran medida por su mayor facilidad de generación y, sobre todo, por su mayor eficacia en la transmisión a mayores distancias, sin pérdidas de energía por el camino. La CC, por su parte, se utiliza habitualmente en aplicaciones que requieren una tensión o corriente constante, como los dispositivos que funcionan con baterías (incluidos los vehículos eléctricos), los sistemas de energía solar que generan corriente continua y algunos procesos industriales.
Pero, ¿cómo funciona la recarga de los coches eléctricos? Volviendo a la misma dicotomía, el cargador puede ser de dos tipos: CA o CC.
Los primeros son más habituales en casa o en lugares públicos, donde el factor tiempo no es tan crítico. Cuando se carga una batería con CA, esa energía tiene que convertirse en CC a través de un dispositivo incorporado: un convertidor. Es como un chef que necesita convertir los ingredientes básicos en un plato listo para servir. Por eso la carga con CA suele ser más lenta.
Los cargadores de corriente continua, en cambio, son similares a los restaurantes de comida rápida, pero con electricidad. Suministran directamente corriente continua a la batería del coche, eliminando la necesidad de conversión. Son los cargadores rápidos y ultrarrápidos que se ven en las autopistas o en las gasolineras, perfectos para los que tienen prisa y necesitan ponerse en marcha rápidamente.
Pasemos a las siglas mágicas que definen la potencia y el consumo: kW y kWh. A primera vista parecen similares, pero en realidad son muy diferentes.
El kW (kilovatio) es una unidad de potencia para la energía generada. En el proceso de carga, cuanta más potencia, más rápido se suministra la energía a la batería. Esto significa, por ejemplo, que un cargador de 7 kW cargará una batería más lentamente que uno de 50 kW.
Esta unidad también indica la potencia de un motor eléctrico, que es decisiva para el nivel de prestaciones que puede alcanzar el coche en el que está instalado. Como unidad de potencia, el kW es comparable al caballo de vapor (CV), la unidad de medida utilizada habitualmente para los motores de combustión y que ha servido de referencia desde que se fabricó el primer automóvil. Un kW corresponde a 1,36 CV, lo que significa que 100 kW en un motor eléctrico equivalen a 136 CV en un motor de combustión interna.
Y si el KW expresa la potencia, el kWh (kilovatio-hora) es la unidad que define la cantidad.
Pero cuantificar un flujo de energía no es tan sencillo como en el caso del combustible, donde se pueden medir directamente los litros que desaparecen de un depósito. Por eso, para medir la electricidad consumida (ya sea en coches o en nuestros hogares), se ha vuelto convencional medir la potencia producida a lo largo de una hora.
En términos generales y para simplificar: el kWh es una unidad de medida de energía que indica la cantidad de electricidad utilizada para hacer funcionar un aparato de 1.000 vatios durante una hora.
En otras palabras, cuando un coche indica un consumo de «15 kWh» en un momento dado, significa que si el patrón de utilización (velocidad, aceleración, etc.) se mantiene durante una hora, el motor eléctrico está suministrando una potencia media de 15 kW durante ese periodo.
El kWh sirve así como principal indicador del consumo del coche, medido en kWh/100 km.
A partir de aquí, es más fácil entender la lógica que subyace a la capacidad de la batería del VE. En un vehículo con una batería de 60 kWh, podemos almacenar más energía que en uno con una batería de 40 kWh, lo que significa que puede recorrer más kilómetros con una sola carga. Por ejemplo: un consumo medio de 15 kWh equivale a 400 kilómetros en el caso de un coche con batería de 60 kWh, y a 266 en otro con batería de 40 kWh.
Otra unidad relevante es el voltio (V). Si estás pensando en comprar un modelo eléctrico, sin duda habrás encontrado menciones a baterías de 400V u 800V, valores que hacen referencia a la tensión eléctrica del sistema. Al permitir una arquitectura de baterías, cableado y motorización más eficiente, además de ser más ligero, el sistema de 800V permite un mayor rendimiento, tanto en velocidad de carga como en prestaciones y eficiencia del coche, especialmente en largas distancias. Los primeros sistemas, que son los estándar, son más asequibles, menos complejos de producir y equipan la mayoría de los coches eléctricos. El sistema de 800 V, en cambio, se encuentra en los modelos de gama más alta.
Pero también hay otras siglas relevantes, como SOC, que significa «State of Charge», el equivalente al indicador de combustible, que muestra cuánta capacidad de la batería queda aún disponible; o SOH («State of Health»), que se refiere al «estado de salud» de la batería. La prueba SOH es una herramienta esencial para determinar el estado de la batería, ya que permite medir su capacidad restante en comparación con la original que salió de fábrica.
Desde la perspectiva del usuario, entender estas siglas – CA, DC, kW, kWh, V, SOC y SOH – empieza a desentrañar el mundo de la movilidad eléctrica, que puede parecer complejo, pero es sorprendentemente intuitivo una vez que te sumerges en él.
La próxima vez que oigas hablar de «cargadores rápidos de 150 kW», ya sabrás que lo que marca el futuro es la eficiencia y la velocidad con la que esa electricidad llega a los vehículos.